ESCRITO DE MIGUEL CUBILES.

El poder pintar en México la seducción de la Habana, ha sido un reto en mis 43 años de vivir exiliado fuera de la Isla. El mar de Cuba es un cielo mojado de estrellas. “Esta Isla es un paraíso, Cuba, si yo me pierdo, que me busquen en Andalucía o en Cuba.” (Federico García Lorca), fragmento del 5 de Abril de 1930, en cartas a su familia. La vida es una historia... para mí es un ¡Ñooo! cubano. Mi familia de inmigrantes Santanderinos de esas que ya no vienen más, casi perfectas para mí, con una madre aduladora, un padre adorable y recto, un perro, una vaca, un gallo, un viejo radio y muchos secretos de los Abuelos. Todo eso resulta ser un apretado y ajeno clan. La casa por supuesto es el clásico nidito decorado y decoroso, de todos los inmigrantes de América. De la Habana fascinante de su libro Tres Tristes Tigres de Guillermo Cabrera Infante, voy usando elementos para mis cuadros, hay espacios del recuerdo, con presente y pasado son caminos de nostalgia cultivados entre Cuba, Miami y México. La Habana Vieja es hoy el teatro del absurdo, una ciudad perdida, entre más vieja, más nueva, inventando pasados vivimos los cubanos.  Estoy hablando del casco histórico, casonas  coloniales en una ciudad apuntalada, detenida   en el tiempo, las viejas iglesias, los cubanos en las calles hambrientos, el Capitolio Nacional, El Centro Asturiano. Pasan los autos americanos del año 57, son fantasmas por el castigo recibido en una ciudad deteriorada. Mi infancia es la novela de todos los exiliados, mientras contemplas la ciudad en tus recuerdos y te mueves dentro de sus muros, más la amas, y mientras más tomas de ella, más amor le devuelves. La España que , dejó la Habana Cuba era un lugar al cual se

emigraba, no al revés. Y ahora, mira lo que nos ha pasado. Le rezo a Diosito porque algún día esta pesadilla se convierta en cosa del pasado. “Libertad es el derecho de vivir sin hipocresía” José Martí.

MIGUEL CUBILES DE LA ROSA

PARA: MIGUEL CUBILES:  

 Miguel Cubiles nos dio un susto. Por una llamada telefónica nos informaron que estaba enfermo. Una enfermedad grave se le había detectado. Sus amigos que somos muchos, nos resistíamos a creerlo.  Cubiles el artista cubano avecindado desde hace años en México, siempre había dado pruebas de una  enorme vitalidad. Trabajador incansable, en su pequeño estudio surgían cuadros sorprendentes que al ir a verlos nos llenaban de alegría. El sabio médico José Luis Ibarrola, puso en marcha sus conocimientos y logró el milagro de salvarlo. Ahora convaleciente y al cuidado de su esposa Esperanza, regresa con los ímpetus que lo caracterizan, a su atelier, para pintar cuadros de gran formato. Estos aliado de otros ejecutados antes de que aparecieran los síntomas de la enfermedad, serán expuestos en una de las salas del Museo José Luis Cuevas. Renace Cubiles y sus lienzos se van poblando de sus personajes y naturalezas vivas con esas frutas, sandías sobre todo, que a lo largo de su trayectoria lo han convertid en un artista de enorme personalidad. Su origen cubano está siempre presente. Pero también su permanencia en México lo ha llevado a mexicanizar algunos de sus temas. No podría ser menos, porque la sensibilidad de este creador lo lleva a absorber influencias del arte de aquellos países en los que ha vivido. También, por el hecho de ser hijo de español, en algunos momentos de su creación I encontramos elementos de la pintura española. El mismo ha reconocido cierto parentesco artístico con Picasso, Saura y Millares. En una visita que en compañía de mi esposa Beatriz del Carmen (a quien llama Carmita), le hicimos en el hospital, me mostró unos recortes de un periódico cubano en los que

aparecen unos negros que llevan el apellido de Picasso, porque se trata de descendientes del gran artista malagueño. Algo había ya oído de eso. Un pariente directo de Picasso llegó a Cuba y casó con una mujer negra con quien engendró varios hijos. Les dió el apellido que también heredaron los nietos y los bisnietos. Uno de estos, que aparece retratado en la publicación, guarda un extraordinario parecido con el que fue su tío bisabuelo. Es un Picasso pintado de obscuro. Voy a su casa, para visitarlo y ver los cuadros en los que está enfrascado. Me sorprende encontrarlo rozagante. No hay rastros de su enfermedad. "Te veo muy bien chico", le digo imitando el acento cubano. "Me siento muy bien, me contesta. Me ha curado el médico y también las ganas que tengo de pintar. En el hospital contaba las  horas, ansioso como estaba de regresar a mi casa para reanudar mi pintura. Por las noches sueño en  los cuadros que voy a hacer. Créeme, Cuevas, lo que viene será mejor, mucho mejor, que todo lo que lo que  haya hecho antes. " Viendo sus obras en proceso le digo que está en lo cierto. En el Museo, todos los

que ahí laboran están felices con esta exposición cubileana...

 José Luis Cuevas Agosto, 2004

MIGUEL CUBILES

Miguel Cubiles de la Rosa. En La Habana Viej ~ Ciudad de México, 14 de octubre del 2004.

Dicen que de músico, poeta y loco, todos tenemos un poco. Como la mayoría de un pequeño grupo de adolescentes entre los que asistíamos al Instituto de Segunda Enseñanza en nuestro pueblo natal, Morón, a mediados de los años sesenta, y que continuamos siendo amigos de por vida, Miguel Cubiles tenía sus inquietudes musicales. En cuanto a lo de poeta, aunque no creo que en su vida haya escrito ni un soneto, sus salidas originales y sentido del humor siempre brindaron un toque peculiar al grupo. De que Miguel tenía algo de loco nos convencimos cuando un día, debido a que aspiraba a participar en un programa televisivo en la capital, se hizo rapar la cabeza dejándose tan sólo una franja de pelo multicolor al centro, y se convirtió así en el primer punk de Cuba, y tal vez de América Latina. Pero Miguel tenía su vena artística. Por eso siempre fue parte de nuestras aventuras radiales, musicales y teatrales.

Con el decursar de los años casi todos los del grupo nos fuimos mudando a La Habana y, ya adultos, aunque en distintos senderos de la vida, continuamos nuestra amistad. En una Cuba vertiginosamente transformada por un evento político que inicialmente nos entusiasmó a todos, y luego nos decepcionó a la mayoría, Miguel se mudó a Miami en 1961 -donde hasta trabajó de salvavidas sin saber nadar. Años más tarde, tal vez para matar el tedio que paradójicamente amodorra a la mayoría de quienes viven en países económicamente desarrollados, Cubiles halló una solución creadora: en vez de tratar de combatirlo con innumerables cachivaches electrónicos, se convirtió en pintor dominguero.

Luego de haberse establecido y logrado una situación económica estable, conoció a una mexicana, Esperanza Romero, quién hoyes pintora también y se casó con ella. Poco después cometió el mayor acto de locura de su vida: en 1980 lo lanzó todo por la borda, se mudó a México con su mujer, y se dedicó de lleno a lo que se había convertido en su mayor pasión: pintar. Gracias a este acto de locura sublime, hoy podemos contemplar el resultado de esa pasión.

Al poco tiempo de establecerse en México, la creación de Cubiles pasa por una etapa que él mismo dio en llamar "el rastro del hombre", en la que construye una crónica visual de los tiempos en que vive. Aparecen en estas pinturas altamente texturadas, que bien pudieran calificarse de bajorrelieves, hombres solitarios, de caras tristes, aislados, incapaces de comunicarse entre sí, esclavos de la sociedad de consumo. Las texturas de los muros, fachadas y paredes de la Ciudad de México le causan a Cubiles una fuerte impresión, e incorpora a sus acrílicos arena, polvo de mármol, ladrillo, pedazos de cobre, papel y tela, así como pequeños objetos de desecho de la civilización industrial que encuentra al azar en sus recorridos por la ciudad.

Constantín Brancusi dijo cierta vez que cuando dejamos de ser niños estamos muertos, y Cubiles siempre ha mantenido en su vida ese maravillarse por las cosas cotidianas propio de los niños. En obras 30años y un

Cubano

posteriores, la imagen de un niño sonriente que mira con ojos vivaces y curiosos el mundo que lo rodea

va sustituyendo paulatinamente a los hombres tristes, y pronto se convierte en un tema recurrente en su pintura. Los niños aparecen algunas veces sosteniendo un gallo -que yo siempre asocio con nuestro

A pueblo natal, también conocido como "la ciudad del gallo" .

En sus treinta años de vida artística, Cubiles ha cultivado gran variedad de géneros aparte de la

pintura, entre ellos la cerámica, el collage, el arte objeto, y el arte correo. A esto se une una extensa

obra gráfica. A pesar de residir en México desde hace casi un cuarto de siglo, su obra refleja un colorido particular que es muy cubano. Por muchos años Cubiles ha venido trabajando temas tales como la tajada de melón, el taburete, y la ciudad de La Habana con sus arcos de medio punto. Sin embargo, sin perder su cubanía suavemente tropical, lo mexicano también ha comenzado a manifestarse, particularmente en algunas obras relativamente recientes de cerámica.

Su amor temprano por la música popular cubana lo ha acompañado a todas partes. Cubiles posee una amplia cultura musical, y no sólo habla con conocimiento sobre los géneros y los intérpretes, sino que narra múltiples anécdotas de la vida de esos músicos. Es por eso que figuras cimeras" de la música popular cubana, tales como Celia Cruz y Paquito D'Rivera, aparecen en sus collages.

Cubiles tiene también una importante producción escultórica, que va desde lo figurativo hasta lo abstracto , y que incluye lo surrealista y lo humorístico. En su sitio internet -que tuve el honor y el placer de diseñar- veo una escultura abstracta en metal, Reencuentro; una en bronce que pudiera calificar de surrealista, Vaca con sandía; una realística Silla, hecha en talavera Poblana y una simpática escoba, decorada en acrílico.

En la presente exposición surge un tema nuevo: aparecen aquí expuestos por primera vez al público cuadros que son como una versión cubileana de algunos personajes de Picasso. Al parecer un abuelo del pintor español había vivido en Cuba, y dejó alguna descendencia mixcigenada desperdigado por la Isla. Cubiles, quien es también un investigador inquieto siempre en busca de datos curiosos, descubrió el hecho y ello lo inspiró a crear una serie de pinturas que él, con su sentido del humor, ha titulado "el pasado negro de Picasso".

Esta exposición de la obra de Cubiles, cuyo tema principal es La Habana vieja, es un palpitar de colores~ el verde limón, eI rojo tomate, el azul radiante-así como de formas y texturas, en una verdadera fiesta para los sentidos. Con su obra  Cubiles confirma la veracidad de su propio dictum: El arte no se come pero te alimenta.

Servando González.

Historiador, semiólogo, escritor.

Reside en California

Miguel Cubiles

Es un artista nato, 

que está en su mundo,

que luego,

que arregla y desarregla,

que no sigue más que su intuición,

que llena de colores y más textura,

que no está comprometido con nada ni con nadie en este planeta,  que vive su añorada Cuba libre,  que lucha por mejorar y embellecer lo existente,  que plasma su alegría  proyectando luz sobre sus lienzos, que tiene la diaria tarea  en la apasionante búsqueda de la sorpresa,  la curiosidad y la obsesión de la  perfección en cualquier cacharro y tiliche, transformándolo en una verdadera   obra de arte.

Miguel Cubiles triunfa, por la sencillez de sus trazos, por atreverse a mezclar  y a acomodar tonos, por sus elementos,a veces.caras, otras, gallos, trenes, 

focos, sillas, sandias y puros, siempre  cotidianos entendibles y sencillos,  pero muy propios.

A través de un lenguaje fácil, hermoso ~ y feliz, Cubiles se comunica con todos,

no importa sexo, edad, cultura o estrato  social, su aparente blanca e ingenua 

presentación es aplaudida por todos, especialmente por los críticos de arte.

Siendo una persona sencilla, platicadora, siempre haciendo un  chiste de la vida, lleno de anécdotas,  capaz de ir en la aventura -  experimentar y emocionarse, como un adolescente en sus descubrimientos. ~ -- Cubiles y su obra son un eslabón  importante en el arte mexicano. ".

 José Sacal 2004

 Escultor mexicano

MIGUEL CUBILES

Arte-sano "  Los cubiles trópicos del pródigo Cubiles

Si el estilo es el hombre, no es raro ni incongruente que el estilo plástico, pictórico, visual, de Miguel Cubiles sea la exuberancia, la prodigalidad, puesto que nace en Cuba y se forma en España y en México, donde el barroco se da natural: en Cuba y en México porque el trópico es generoso y en España porque la influencia arábiga se manifiesta en la exuberancia.

Pero además Miguel es pródigo, cálido, generoso, en la amistad, en el afecto, en el miel mano que dispensa a todos sus conocidos, porque de inmediato se hermana con uno, como se emparienta con la tierra a la que fueres... "pinta lo que vieres, saborea lo que comieres", colorea como mirares.

  Del trópico cubano del que procede, donde están sus primigenios Cubiles que no puede negar, toma los matices (y hasta los Matisses) de colores y calores, que ya hubiera querido Gauguin para un día domingo; luego de la España milenaria, toma el habla y el lenguaje y la tradición plástica que va de las cuevas de Altamira a los prodigios de Miró; y finalmente de un distinto trópico huracanado que es México, cubil de la fiera de colores que trae dentro Cubiles, toma la escultura precolombina, la recreación de un arte-sano de tres dimensiones y el incendio colorido de los muros de siempre y la arquitectura del siglo XX, para realizar su obra caleidoscópica y a la vez calidoscópica obra, en la que se conjugan todos para lograr esa unidad que Miguel Cubiles sabe construir, con aportaciones del pasado, enriquecimientos del presente y combinaciones de materiales y contenidos, en las que él ve el rastro del hombre, pero todos podemos adivinar el rostro del hombre.

¿Qué tiene Miguel Cubiles, por encima de todo? El don de la amistad, sabe amistar -un bello verbo que casi todos dan por muerto en beneficio de amigar y no sólo con los humanos, sino también con los frutos y las plantas, con los animales y con las ánimas, con las texturas y los colores, con la materia y el espíritu, con el pasado y el presente, con propios y extraños.

Cuanto le era ajeno antes, ya ahora es suyo: los corazones de otros, los sentimientos ajenos, hasta el patriotismo mexicano de la sandía tricolor lo ha asumido como propio y ha hecho suya también la carcajada de Tablada, José Juan:

Del verano, roja y fría

¡ carcajada,

rebanada de sandía.

 Héctor Anaya

 Escritor / periodista

 MIGUEL CUBILES

 Cubiles: El rastro del hombre

 No le alcanzan las expresiones artísticas conocidas a este artista que derrocha energía creativa a  raudales, para sacar afuera sus genialidades. Ni es suficiente el tiempo que dura un día para traer al mundo el producto de su maquinaria imaginativa. Tampoco es fácil seguirle la pista a su trabajo constante, a su vorágine enloquecedora. De igual manera es difícil encontrar la forma de transmitir la productividad de Miguel Cubiles, pintor nacido en Caibarien, Las Villas, Cuba, residente en Ciudad de México. "Para mí, pintar es todo, es un sacerdocio que exige mucha dedicación".

Pintura, escultura, cerámica, gráfica, collage, arte-correo..., forman parte del quehacer de este artista que entrega su alma a través de ingenuas figuras y mucho color. Su tema preferido el hombre, es decir, la figura humana. "Me considero un hacedor de cosas bellas; la luz penetró en mis ojos, agudizando

un mensaje. En realidad mis pinturas, grabados , esculturas y cerámicas, son de alguna manera metáforas".

Cubiles se imagina que pinta sobre un muro en las calles de una ciudad como La Habana, Barcelona, México. "El muro es mi canvas y él va pidiendo lo que quiere: los colores, la forma, etc. Dentro de él veo muchos personajes petrificados". Y explica cómo cumple un destino que tiene marcado: "Yo llevo en mi corazón y frente a mis ojos, los espacios que he habitado en los diferentes momentos de mi vida y encuentro en los colores motivos y temas que me hacen crear. Pintar para mí, es como caminar, respirar..." Usa acrílicos, polvos de mármol, óleo y todo aquello que le pueda producir riqueza de textura y color. Dice Cubiles: "Como todo está dicho, entonces, hay que decirlo de nuevo'~

Si divertida es la obra de Cubiles es, es fácil deducir que no es más que el reflejo de un carácter superalegre. "No es que mis pinturas sean tan locas como yo. En realidad, como soy Escorpión, un signo muy creativo, mi personalidad es inquieta. Mi obra es suelta, "Iocochona", es bruta como la de Dubuffet; muy pensada, pero lleva la compensación de nuestros desórdenes y muestra el aspecto noble, cuando aporta algo nuevo. En el fondo es un manejo sencillo, profundo, organizado y expresivo de la realidad cotidiana que en mi paleta trasciende fuera de su pequeñez natural, volviéndose puro y bello mensaje". A Cubiles le encanta ver el estudio vacío. "Todos los cuadros se van para ocupar lo que yo llamo espacios permanentes en algún lugar. Cuando ya no esté en este bello planeta, mis obras serán en realidad "el rastro del hombre".

 Lidia Sánchez Amores

 Editora Ejecutiva